Cualquier friki que se precie, debe ser también un buen
seriéfilo. Por eso os traigo una serie de las buenas, casi casi de culto,
porque es de esas series que o las amas, o no las soportas, pero no pasa
desapercibida.
Primero, lo básico: ¿De qué va esta locura?
La historia gira en torno a Ned “El Pastelero” y su don: Ned
puede resucitar a los muertos al tocarlos… Pero (siempre hay un pero) ¡este don
tiene truco! El primer toque da la vida, el segundo, la quita para siempre.
Simple, ¿no? Aún hay más. El primer minuto de “vida tras la muerte” es “gratis”,
pero si el resucitado vive más de un minuto, otro tiene que morir en su lugar.
Para que os hagáis una idea: de niño, Ned resucitó a su atropellado perro
Digby, y desde entonces, así es como lo acaricia…
Los personajes
Ned “El Pastelero”
(Lee Pace) es el héroe de esta historia, si bien es un héroe un poco atípico,
que tiene que lidiar con su don y los constantes enredos de tener una novia
muerta a la que no puede tocar, y una pila de traumas de la infancia.
Chuck (Anna Friel),
también conocida como “La turista solitaria Charlotte Charles”, fue el amor de
la infancia de Ned, aunque perdieron el contacto tras la muerte del padre de
ella y la madre de él. Cuando la encuentra, el pastelero la revive y prosiguen
una extraña relación, por supuesto, de las más castas, ya que el segundo toque
significaría la muerte.
Emerson Cod (Chi McBride) es un detective privado cínico y
desapegado del género humano y sus miserias, el típico tipo duro de vuelta de
todo al que sólo interesa el dinero… ¿o no? Casualmente descubre el don del
pastelero, y se asocian, ya que resolver asesinatos es mucho más fácil cuando
se le puede preguntar a la víctima.
Olive Snook (Kristin
Chenoweth) trabaja en “The Pie Hole”, las pastelería (¡con forma de pastel!) de
Ned y está locamente enamorada del pastelero. La pobre es metro y medio de
dulzura, y aunque siempre está en el medio de todo, nunca se entera de nada.
Tanto los puntos más cómicos como los más tiernos de este circo suelen venir de
ella. De vez en cuando Olive nos obsequia con un numerito musical sin
desperdicio.
Y para que veáis que no miento, aquí tenéis el Pie Hole.
Vivian y Lily Charles
(Ellen Greene y Swoosie Kurtz) son las tías de Charlotte. De jóvenes formaron
la pareja de natación sincronizada “Las Adoradas Sirenas Doradas”, pero tras
retirarse, acabaron enclaustradas en casa, con cierta fobia al mundo, aderezada
con ingenuidad y amor al vodka, respectivamente. Tras la repentina muerte del
padre de Chuck, la niña se fue a vivir con ellas. Cuando ella misma murió,
intentó animarlas y sacarlas de casa, estando continuamente a punto de ser
descubierta.
El factor común
¿Qué tienen en común un pastelero resucitador, una
huerfanita criada con sus dos tías solteronas, un detective privado sin vida
propia, una camarera que bebe los vientos por su jefe y no es correspondida, y
las dos tías solteronas de la huerfanita?
La soledad. En un momento u otro, todos los personajes se enfrentan a sí
mismos, a su incapacidad de relacionarse como es debido, y al deseo, a la vez
que al miedo, a tener a otros cerca. Esto, que podría sonar a pastelada, es uno
de los grandes atractivos de la serie, ya que nunca se pierde de vista el tono
cómico y disparatado que caracteriza a Criando
Malvas.
Sin olvidar…
¡Los secretos!
Aunque la pobre Olive los deteste, la serie está llena de secretos que se van
desvelando poco a poco, Y es que todos nuestros personajes tienen algún oscuro
secreto o algún trauma que los acompaña y les complica la existencia hagan lo
que hagan.
Los característicos
casos del detective privado Emerson Cod: en cada capítulo se investiga una
muerte en extrañas circunstancias, y cuando digo extrañas, me refiero a cosas
como un atropello en que el conductor era el típico dummy de pruebas, o un mimo
muerto que se niega a decir quien le mató, porque… los mimos ¡no hablan!
Fantasía, magia… y ¡pasteles!
Criando Malvas es
el equilibrio perfecto entre comedia, serie de misterio, fantasía, y mucha
ternura. Confieso que la cancelaron, pero francamente tal y como está ahora la
tele, para mí eso es más bien un indicativo de calidad: ¿a que a todos se nos
ocurre alguna joya de serie que no pasó la criba del “gran público”? Pero no os
preocupéis, al menos esta tiene final, si, si, nada de maldecir en el último
momento: podemos disfrutar de dos temporadas cortas, con capítulos
autoconcluyentes y un final muy aceptable para una cancelación.
Del director Bryan Fuller (Tan muertos como yo, de la que también hablaré algún día) y de los
productores de Men in Black y La Familia Addams, esta serie es un
cuento de hadas moderno, con sus momentos de drama, misterio, tensión… y una
estética colorista y cincuentera que ya quisiera yo para mi barrio. Si te gustó
Big Fish, o Amelie, o Pesadilla antes de
Navidad… o si quieres ver una buena serie, divertida y bonita, no te
pierdas Criando Malvas.
@Neko_Aidi
nos encanta a mi hijo y ami una pasada se sale de lo normal y los escenarios están super currados
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